Crítica Latinoamericana al rol de la criminología
Latinoamérica
registra el 33 % de los casos de criminalidad en el mundo, aun cuando concentra
solo el 8 % de la población del planeta. La presencia permanente y creciente
del crimen organizado y las pandillas genera cada día nuevas víctimas que
mantienen a la región como las más violenta a nivel mundial.
En las
dos últimas décadas se ha descrito a América Latina como una región insegura y
violenta. Sin embargo, dicha caracterización está basada prácticamente en la
tasa de homicidios. Si bien el homicidio es uno de los delitos mejor
reportados, éste no provee un entendimiento integral sobre otros delitos
violentos. Igualmente, gran parte de la investigación sobre delincuencia en la
región tiende a ser descriptiva y anecdótica.
A
pesar de las mejoras en la reducción de pobreza, la disminución de la
desigualdad de ingresos y el aumento de la clase media, la violencia criminal
prevalece en los países latinoamericanos y sigue en aumento en la mayoría de
ellos.
No
comprender las causas de la delincuencia y descartar evidencia puede conducir a
que los tomadores de decisión implementen estrategias ineficaces,
particularmente a nivel local.
“…A medida que le demos paso a la
criminología ambiental en el diseño y planificación de las nuevas
urbanizaciones estaremos incorporando factores que nos ayuden a prevenir y
desincentivar la criminalidad. Una comunidad limpia, ordenada, iluminada y con
infraestructura verde, desincentiva al criminal a cometer delitos…”
Quiero
explicar y hablar de cuatro factores que van a contribuir a la violencia en lo
que es América Latina.
1. Las
penurias económicas: Las conclusiones apoyan el argumento de la
teoría de desorganización social de que a las comunidades con recursos
económicos bajos se les dificultará más controlar su entorno y contrarrestar la
delincuencia y otras conductas antisociales.
El
desempleo y la marginalidad socioeconómica aumentan la delincuencia, pero no en
todas partes ni en todos los delitos. De igual modo, puede esperarse una mayor
delincuencia en las áreas de ciudades donde los habitantes cuentan con más
escolaridad, pero aquí tampoco aplica para todos los delitos. Estos resultados
eran de esperarse, ya que los niveles de educación superior pueden funcionar
como generador de delincuencia, lo que quiere decir que los delincuentes saben
dónde viven las víctimas potencialmente adineradas. Una de las principales
lecciones es que el “problema de la delincuencia” no implica un solo un tipo de
problemática, sino muchos y diferentes, y sus soluciones varían dentro de cada
ciudad y de ciudad a ciudad.
2. La
condición estructural o factor de delincuencia es la inestabilidad residencial:
La
importancia de la migración interna variable parece decisiva. Este fue el único
factor de desestabilización social que se probó en el análisis de nivel tanto
interurbano como interurbano, y en todos los estudios de caso. Es de
importancia decisiva porque su efecto condicionó el lugar y el tipo de delito.
A nivel interurbano, la migración interna fue el factor de riesgo para los
delitos contra la propiedad y lesiones, pero fue factor de protección contra
homicidios. En contraste, en la Gran Área Metropolitana de Costa Rica también
fue factor protector contra robos y careció de efecto respecto a homicidios.
3. Combinación
de desintegración familiar, ausentismo escolar y estructura de edad de
población: Las áreas con más padres solteros sufrieron más robos en
la Gran Área Metropolitana de Costa Rica, y aquellas con más hogares encabezados
por mujeres presentaron más lesiones en Santiago.
Sin embargo, estas condiciones no marcaron
ninguna diferencia en otras partes. De manera similar, las áreas con más
menores que no asisten a la escuela se relacionaron con la mayoría de tipos de
delito en Santiago, con excepción de los homicidios, pero aparentemente
carecieron de efecto en Zapopan. Por último, respecto a la estructura de edad,
la presencia de más jóvenes pareció incrementar todo tipo de delitos en
Zapopan. Es claro que esta ciudad necesita poner en marcha programas para
jóvenes a fin de combatir la delincuencia. La supervisión de los padres, la
asistencia a la escuela y la integración familiar, todo ello vinculado a la
estructura de edad, puede contribuir a controlar la delincuencia y la violencia
entre zonas habitacionales.
4. El
consumo de alcohol es otro factor relacionado con la delincuencia: Este hallazgo
no es universal; no obstante, estudios anteriores realizados a nivel individual
han revelado una correlación entre el consumo del alcohol y la conducta
delictiva.
El 35% de los presos en la zona
metropolitana de la Ciudad de México consumieron alcohol antes de cometer un
delito. Por otro lado, una mayor cantidad de locales de venta de alcohol podría
incrementar la presencia de vigilantes, lo que frenaría el riesgo de que
ocurran actos delictivos. En este sentido, los locales de venta de alcohol
también brindan evidencia de los efectos contextuales.
Unas
recomendaciones finales, hacía este tema que daría, sería el fortalecer los
sistemas judiciales y penales, diseñar e implementar políticas públicas
diferenciales, integrar las instituciones, robustecer y consolidar los sistemas
de información, estandarizar estadísticas e indicadores y trabajar desde las
organizaciones de la sociedad civil, son algunas de las medidas que podrían contribuir
a la reducción de la criminalidad en América Latina.
Bibliografía
Vilalta, C. (2016). Estudio: cuatro factores que
contribuyen a la violencia en nuestras ciudades. Obtenido de
https://blogs.iadb.org/seguridad-ciudadana/es/estudio-cuatro-factores-que-contribuyen-a-la-violencia-en-nuestras-ciudades/
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